25.07 – 03.08  MALLORCA · 25.07 – 25.08  FILMIN.ES

31.7.25

Lo nuevo del ganador del Óscar Sebastián Lelio llega a Mallorca

Tras ganar el Óscar a mejor película de habla no inglesa en 2018 con «Una mujer fantástica», Sebastián Lelio regresa con «La Ola», un musical feminista que combina drama juvenil, política y coreografías vibrantes para retratar el estallido del movimiento estudiantil feminista de mayo de 2018 en Chile. A través de canciones y bailes, el film aborda temas sobre los que cuesta hablar en voz alta: las violencias silenciadas, el despertar colectivo y la transformación individual. 

Sebastián Lelio, uno de los cineastas chilenos más reconocidos a nivel internacional, ha construido una filmografía centrada en personajes femeninos complejos, sensibles y profundamente humanos, cuyas historias transcurren con dureza y sensibilidad. Con «Una mujer fantástica» nos acercaba a la historia de Marina (Daniela Vega), una mujer trans que, tras la muerte de su pareja, debe enfrentarse a la transfobia de la familia del difunto e incluso luchar contra acusaciones que la señalan como culpable de su muerte. El mismo año nos regalaba también «Disobedience», una historia de amor entre una judía ortodoxa y su amiga de la infancia, con Rachel McAdams y Rachel Weisz, y anteriormente había ganado en la Berlinale con «Gloria», el retrato de una mujer soltera de mediana edad en busca del amor y la libertad. 

A lo largo de su carrera, Lelio se ha convertido en experto en contar historias íntimas desde la otredad, y «La Ola» no es una excepción. En este caso nos presenta a Julia, interpretada por la debutante Daniela López, una joven estudiante de música que toma partido en los movimientos feministas de su universidad cuando estallan las movilizaciones. Entre protestas y concentraciones y arropada por el calor de sus compañeras, Julia se ve empujada a revisar una experiencia antigua que vivió con Max, el ayudante de uno de sus profesores de canto; en medio de la incerteza, Julia canaliza su confusión y su dolor en el colectivo, y acaba por convertirse en una de sus voces centrales. 

El film se sitúa en un momento histórico clave. En 2018, el movimiento feminista estudiantil en Chile experimentó un auge significativo. Después de salir a la luz decenas de denuncias de estudiantes y académicas por acoso y abusos sexuales, explotaron protestas e iniciativas alrededor del país que reclamaban medidas concretas contra los acusados, así como una educación no sexista. Lo que se conoce como el “mayo feminista” culminó con la toma de la Casa Central de la Universidad  Católica, que no había sido ocupada desde 1967. «La Ola» reconstruye este clima de efervescencia con una estética colorida, coreografías grupales y canciones cargadas de denuncia, rabia y sororidad. 

El film, que todo y su formato no deja de ser una historia de feminismo radical, está basado en los testimonios de muchas de las mujeres que participaron en las movilizaciones. Desarrollada durante 7 años, Lelio trabajó el guion junto a Manuela Infante, Josefina Fernández y Paloma Salas, y convocó a 17 artistas chilenas para componer las piezas del film, entre quienes se encuentran Ana Tijoux o Javiera Parra. Las coreografías llevan la firma de Ryan Heffington, que ha trabajado con artistas de la talla de Sia o Florence + the Machine, y la producción cuenta con el respaldo de Pablo Larraín, otro referente del cine chileno comprometido con los retratos femeninos profundos y complejos («Jackie», «Spencer», «Maria»).

Aunque Lelio no se ha posicionado explícitamente en lo político, su obra ha sido, en muchos casos, un acto de militancia estética y ética. De hecho, «Una mujer fantástica» fue un hito cultural clave para  el avance de la ley trans en su país, y, a lo largo de su trayectoria, Lelio se ha consolidado como un aliado de la lucha feminista y del colectivo LGTBIQ+. 

Con «La Ola» construye una pieza arriesgada que se convierte en un manifiesto y busca dar espacio a la diversidad de voces y corrientes dentro del movimiento feminista. Consciente del lugar privilegiado desde el que habla, el director elige retirarse del centro y cede la palabra a las mujeres que compartieron sus testimonios y a las que los cuentan ahora a través de la pantalla. Evitando caer en sesgos ideológicos, Lelio propone una reflexión abierta que a la vez parece un ejercicio personal para deconstruir su propia masculinidad y canalizar la incomodidad que le provoca formar parte de un sistema atravesado por la violencia machista. 

En este contexto, las canciones se convierten en vehículo de mensajes ideológicos contundentes que no podrían haber sido verbalizados directamente por los personajes sin volverse explícitos o moralizantes. Se trata de piezas musicales muy poderosas no solo por su contenido, sino también por la forma; son un reflejo de la furia, la rabia y la esperanza que atraviesan a las protagonistas. 

«La Ola» es, sin duda, un film incómodo y militante. Como aclara el director en sus entrevistas, “si los espectadores la ven en serio, no van a poder entrar, pero los que se entregan al juego de la comedia musical, puede que la pasen súper bien”. Lelio, ya familiarizado con el género – evocado en ocasiones en «Una mujer fantástica» y explorado en su corto «Homemade: Algoritmo» -, recurre al canto, la danza y la acción colectiva no solo para retratar un movimiento, sino una transformación social en marcha. Al mismo tiempo, expone como “todo intento de cambio humano es fogocitado por el poder”. 

Con «La Ola», Sebastian Lelio firma una de las propuestas más imprescindibles de esta edición de Atlàntida. No solo por la potencia del mensaje que transmite, sino por la audacia formal con la que entrelaza política y espectáculo. Al convertir el musical en herramienta de denuncia, ha logrado amplificar las voces de quienes rara vez ocupan el centro del relato. Y al hacerlo, pone en primer plano el valor de la sororidad, las redes afectivas y la acción colectiva como fuerzas transformadoras. Un film que no solo se ve; se siente, se canta, y sobre todo, resuena.