25.07 – 03.08  MALLORCA · 25.07 – 25.08  FILMIN.ES

26.7.25

Las tendencias de la programación queer de AMFF 2025

Entre el punk malayo y el patinaje artístico en una isla remota en Japón, pasando por las fiestas mayores de Bilbao y el cruising en blanco y negro, Atlàntida Mallorca Film Fest demuestra que el cine «queer» sigue gozando de una salud de hierro. Este año, el festival reúne historias que van desde la sátira y la experimentación formal hasta los retratos más íntimos de realidades silenciadas, los amores invisibles, todo avivado por los referentes para las nuevas generaciones.

Te presentamos las 9 tendencias que marcan la programación «queer» de este año:

Cuerpos sin ataduras

    Existe una realidad común dentro del colectivo: la dificultad (en muchas ocasiones impuesta) de construir vínculos duraderos. Sin juicios, porque no hay nada que juzgar, algunos films de esta edición exploran el deseo, el amor líquido y la fugacidad.

     «Queerpanorama» (Jun Li) es el film por excelencia que se adentra en este tipo de relaciones a través de la historia de un joven que, en cada encuentro, adopta fragmentos de la identidad del otro. También «Love» (Dag Johan Haugerud) que nos ofrece un relato sobre cómo el placer se convierte en lenguaje, o «Sauna» (Mathias Broe), donde este espacio se convierte en escenario de deseo y, al mismo tiempo, de soledad. «Diecinueve», de Giovanni Tortorici, aporta otra perspectiva: el sexo como vía de escape y como expresión de la incertidumbre de la adolescencia. 

    En los márgenes

      Estas historias suceden en lugares donde ser «queer» aún sigue siendo un acto de valentía; aunque son historias que nos parecen lejanas en el tiempo, simplemente lo son en el espacio. Frente a esta realidad, estas películas son una ventana que visibiliza voces que resisten en países donde persiste el odio y la persecución del colectivo. 

      El documental «Queer as punk» (Yih Wen Chen) nos presenta al grupo de punk malayo Shh…Diam, liderado por un chico trans, que usa su música como altavoz de denuncia, convirtiéndose en referente en un país donde la homosexualidad sigue un crimen. En la misma línea, el film indio «Cactus Pears» (Rohan Kanawade) nos sitúa en un pueblo rural en un país donde ser homosexual es legal desde hace solo 7 años, y que es escenario de la relación romántica entre dos hombres adultos.

      Reírse de la normas

        Otra tendencia en el cine «queer» de este año es el uso de la sátira y de la comedia – unas veces absurda y otras no tanto – para explorar un hemisferio alejado de la heteronorma y como herramienta de crítica y cuestionamiento de los estándares establecidos. El escenario: mundos que parecen sacados de novelas de ciencia ficción.

        La aclamada y desvergonzada «The People’s Joker», de Vera Drew, es una parodia que cuenta con los personajes de los cómics de Batman y tiene como protagonista al Joker, pero esta vez siendo una mujer trans. Además, en esta edición recuperamos el clásico remasterizado «Nowhere», de Gregg Araki, que nos transporta a un universo donde las convenciones sociales se desdibujan con humor y audacia.

        Lecciones del pasado

          «Lilies not for me» (Will Seefried) es uno de los films con más fuerza de la programación «queer», que además cuenta con actores emergentes como el irlandés Fionn O’Shea (“Normal People”) o el alemán Louis Hoffman (“Dark”). Basada en una historia real, narra la experiencia de un joven escritor inglés que, en los años veinte, fue internado en un centro donde debían “curarle” la homosexualidad. A través de su relación con una enfermera, descubrimos cómo fue vivir siendo «queer»en esta época. 

          Películas como esta nos recuerdan de dónde venimos y a dónde no debemos volver. Revisitar estos episodios es esencial para mantener viva la memoria colectiva y para seguir luchando por la dignidad y el respeto. 

          Amores que no se ven

            Hay relaciones que, aunque existen en la vida real, rara vez se muestran en pantalla, y el cine, entonces, se convierte en una herramienta para darles visibilidad y cuestionar estándares e ideales preconcebidos sobre el amor y las formas de relacionarnos. Estos films generan un espacio de conversación y nos recuerdan que las relaciones son, ante todo,  un espacio para explorar. 

            Recuperando la ya mencionada «Sauna», Broe nos adentra en la intimidad entre un hombre gay y un hombre trans, una relación que rompe con las etiquetas, mostrándola sin artificios: desde la cotidianidad, el deseo y la conexión. «Love» , a la vez que explora la sexualidad, nos sitúa en la frontera del deseo y coloca a la protagonista en la incertidumbre, cuestionando si las reglas que le enseñaron sobre el amor son las únicas posibles. 

            Refugios y alianzas

              Las redes afectivas son esenciales para todos, pero para algunos protagonistas de estas historias son mucho más que compañía: son refugio, sostén e incluso salvación. En entornos hostiles, o en medio del vértigo que implica descubrir y explorar la propia identidad sexual y de género, estas conexiones se convierten en anclas que dan sentido.

              La oda a la amistad más clara es «La Pampa», de Antoine Chevrollier, que narra la relación entre un chico gay y su mejor amigo en un contexto donde abrazar una orientación sexual disidente resulta complicado y arriesgado. Otros títulos, como «Jone, a veces», de Sara Fantova, o la ya mencionada «Diecinueve», también con protagonistas jóvenes, colocan en el centro los lazos afectivos y las redes de amistad como soporte imprescindible en momentos de incertidumbre y transformación.

              Vivir en la sombra

                Hay realidades que siguen marcadas por el silencio. Cuando el entorno es demasiado hostil, revelar la orientación sexual puede significar perderlo todo: familia, trabajo, seguridad. En esos casos, la vida se vive a escondidas, entre la resignación y el deseo de libertad.

                Para reinvidcarlo, recuperamos  «Cactus Pears» y destacamos «Incógnito», de la directora Carmen Emmi, que nos sitúa ante una paradoja cuando su protagonista, un chico encargado de perseguir y detener homosexuales, se enamora de uno de sus objetivos.

                Cuando la forma también es disidencia

                  Algunos de los films ya mencionados también destacan por lo experimental en la forma y la narrativa. «Incógnito» mezcla thriller, drama y apuntes casi documentales para poner en evidencia el peso del secreto. «The People’s Joker» desdibuja los límites entre un fan fiction, un manifiesto y la performance a través de la sátira política. «Queerpanorama» apuesta por el blanco y negro y los planos estáticos, centrándose en el cuerpo desnudo y el sexo como discurso visual.

                  A esta lista se suma «Eat the night» (Caroline Poggi, Jonathan Vinel), que se sumerge en la estética de los videojuegos y la cultura digital, creando una experiencia que desdibuja los límites entre lo real y lo virtual.

                  Ídolos

                    Los referentes importan, y el cine ayuda a crearlos.  «My Sunshine», del japonés Hiroshi Okuyama, es un delicado coming of age ambientado en el mundo del patinaje artístico, donde un niño encuentra apoyo en un entrenador gay que desafía las rígidas expectativas sociales. En esta línea, destaca también la jornada 12 horas con Samantha Hudson, que incluye el estreno de su serie «¿No seré yo una obra de arte?». En los últimos años Samantha se ha consolidado como un icono «queer» y una activista clave contra la LGTBfobia, demostrando que la visibilidad es disruptiva, política y profundamente necesaria.

                    En un momento en que los derechos conquistados se ven amenazados, estas películas son una invitación a mirar, escuchar y, sobre todo, a no dar un paso atrás. El cine «queer» sigue ampliando los márgenes y nos recuerda que la pantalla puede (o debe) ser un espacio de libertad.